¡145 millones por Bale!
Daniel Levy se ha enfadado y no quiere vender a Gareth Bale al Real
Madrid. El presidente del Tottenham considera una humillación que el
club blanco se lance a por Bale un año después de llevarse a Modric. Les
ha dicho a los dirigentes madridistas que su club no es la cantera del
Madrid y que si quieren a Bale van a tener que sacar el talonario. Su
última petición, llena de ira, ronda los 145 millones de euros, unos 125
millones de libras.
Más que una cuestión de dinero, lo que realmente quiere el presidente
del Tottenham es sacar pecho. Quiere hacer pagar su enfado al Real
Madrid y se descuelga con una petición que en el club blanco consideran
inasumible.
El primer traspaso de tres cifras de todos los tiempos: ese es el
deseo de un Levy que sonríe con la cara llena de dinero a la espera de
volver a saquear las arcas del Bernabéu por segundo verano consecutivo.
Ni la súplica de Bale ni las millonarias ofertas del Madrid le hacen
bajarse de la burra. Está enfadado y no atiende a razones. Si Florentino
quiere sacar a Bale de White Hart Lane, tendrá que ser a precio de oro.
Y en esas están el Madrid y el Tottenham, intentando acordar una
cifra que satisfaga las exigencias del mandatario de los Spurs sin que
se salga de unas cantidades asumibles por el Real Madrid. Y mientras,
Bale, en Londres, con cara de pocos amigos, sin intención de volver a
vestir la camiseta del Tottenham, esperando una llamada que le diga que
coja sus cosas, vaya al aeropuerto y ponga rumbo al Santiago Bernabéu.
¿Hasta el 31 de agosto?
En Chamartín siguen pensando que la
operación se acabará realizando. Es cuestión de tiempo, orgullo y
dinero. Pero aunque suene ofensivo en los tiempos que corren, al Madrid
este último cabo es el que menos le costaría anudar. Sin entrar en el
juego de Levy, la caja fuerte de Chamartín podría asumir un último
esfuerzo extra para llevar al galés a la capital española. Y si tienen
que esperar hasta el 31 de agosto, esperarán, como sucedió con Modric en
2012.
Ayer informaba la BBC británica que el Tottenham habría rechazado la
última oferta blanca por hacerse con Bale, de 85 millones de libras.
Unos 98,5 millones de euros al cambio. Ahí estaba el récord que buscaba
Levy. Sin embargo, cual niño caprichoso, al presidente ya no le vale con
eso. Ahora quiere 145 millones. En ese plus, más que el traspaso de
Bale, está incluido su orgullo.
El jugador tiene la decisión tomada y lo tiene claro. Ayer aterrizó
en Londres, pero no quiere ni oír hablar de entrenarse y jugar con el
equipo de Villas-Boas ni un día más. Mañana vuelven los Spurs a los
entrenamientos y allí habrá que comprobar si el plante de Bale es real.
Puede ser oficial esta semana
El conjunto londinense juega el
sábado un partido amistoso en Mónaco y, para esas fechas, el zurdo galés
espera no tener ya el compromiso de viajar al Principado. Su destino
debería ser Estados Unidos, para unirse a Ancelotti, a Cristiano Ronaldo
y al resto de sus nuevos compañeros.
Si han llegado hasta esta línea -gracias por leer-, ya sabrán que, a
pesar de que el acuerdo parecía inminente, y la voluntad del jugador es
inquebrantable, Daniel Levy no quiere que la partida de ajedrez termine
aún y alarga el culebrón. Si ayer estaba más cerca el The end, hoy
terminarmos con un continuará...
Vía: MARCA
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